Cada profesional que trabaja en CEDyAT sabe muy bien que la construcción de la democracia es una tarea compartida. La auténtica democracia es una democracia participativa, que no se agota en el ejercicio electoral. Si bien, la participación en los procesos electorales es parte esencial del ejercicio democrático, la participación ciudadana en el quehacer democrático va más allá del simple hecho de ejercer el derecho al sufragio.
Más aún, la democracia, pese a todas sus imperfecciones, es la única forma de gobierno que garantiza inherentemente las libertades políticas y civiles y el derecho a participar, lo cual convierte al gobierno democrático en un bien en sí mismo, en lo que hace al desarrollo humano.
Un verdadero Estado democrático incorpora el esfuerzo de la participación civil al logro de los objetivos generales que necesita el país en los escenarios del siglo XXI.